jueves, 21 de marzo de 2013

Miedos.

Muchas veces pensamos que tenemos la culpa de todo lo que nos pasa. Nos martirizamos y nos encerramos en un mundo sin luz, en el que no ves la salida. Piensas que todo el mundo va en contra tuya, que todo lo que haces resulta molesto y que nunca podrás volver a ver la luz.

Pero un  día, como otro cualquiera, de repente ves un pequeño punto, un punto que te indica el camino que podrías tomar, y entonces piensas que volverás a ver la luz, pero no, de repente aparecen muchos más puntos, muchos más caminos, y únicamente puedes elegir uno. Un camino de cientos y miles. Y entonces, vuelven tus miedos, inseguridades, ¿Cuál será la decisión correcta, o más acertada? ¿Y si me equivoco? ¿QUÉ DIRÁN LOS DEMÁS?

Bien, el qué dirán es lo que más nos frena a la hora de continuar caminando. Piensas que si tomas cierto camino, unas personas dejarán de hablarte, y si por el contrario tomas el otro, otro grupo de personas se olvidará de ti u opinarán mal acerca de la decisión que tomes.

A medida que pasa el tiempo, te das cuenta de que vida sólo hay una y que es tuya. TU vida, de nadie más. Y debes hacer lo que tú consideres correcto, tomando consejo siempre de los que más saben, es decir, las personas que llevan en este mundo más tiempo que tú. Sin importarte el qué dirán, olvidándote de los miedos, sigue el camino que te haga feliz y que te depare un futuro que pueda brindarte felicidad, pero antes de elegir, párate a pensar el significado de la palabra felicidad, algo clave en toda nuestra vida, y que muchos cometen el error de confundirla a menudo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario